diciembre 18, 2024
ministerio cultura
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Los miembros de lo que unos llaman “la familia cultural”, otros “los elementos del sector de la Cultura”, son un zoo demasiado pasivo, donde los elefantes duermen la siesta al resistero del sol y las gallaretas se han quedado sin ese cantito quedo, mientras las orangutanes amamantan a peluches de juguete. Valgan los símiles y metáforas. Han sido adiestrados para recibir salaritos de clase media baja, si acaso, e incluso a sentirse culpables.

Por estos días, la existencia misma del Ministerio de Cultura está en tela de juicio, y las conquistas del sector a punto de irse a bolina.

La tecnocracia está tirando a matar. A veces lanzan sondas de prueba a ver cómo están los ánimos entre los “culturosos”, como les llaman despectivamente.

Los tecnócratas solo quieren hacer dinero. Solo les interesa que las cuentas del Estado estén en azul, pero como eso es imposible, pagar al menos los intereses de las altísimas deudas que le han endilgado al menos a cuatro o cinco generaciones futuras de dominicanos.

Los tecnócratas no odian la cultura, pero la desprecian. Les estorba.

Los artistas e intelectuales que habitan ese zoo, sencillamente están desmotivados, desmovilizados, desmoralizados en el letargo de la inopia, con ese cruel sentimiento de si digo algo, si salgo a protestar, me bloquearán para tal premiecito, o tal reconocimiento, e incluso para una merecidísima pensión. Como si el don que Dios les dio, fuese una carga.

La falta de motivación de la clase artística, tiene que ver también con un concepto municipal y espeso de la cultura. Donde no se les reconoce por los aportes que hacen a la sociedad, donde la politización del sector, su división en partidos políticos y la ausencia de políticas y muchas veces de funcionarios capaces de exigir con valentía los derechos del sector, han traído las cosas hasta este momento. No se sabe si desaparece el Ministerio de Cultura. Y si no desaparece, habrá que agradecerle al gobierno su magnífica benevolencia, como si no fuera un derecho constitucional, sino una dádiva, una limosna que les deja caer a los ‘culturosos’.

Que si, la identidad cultural dominicana está amenazada por la hatianización desmedida y la anticultura urbanita. Pero sobre todo por la falta de detector de m… de los tecnócratas. Solo que ellos pasan. Hay artistas que nunca pasan de moda.