No hay mejor paga que salvar una vida: Bomberos cuentan su experiencia en la tragedia del Jet Set

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El 8 de abril colapsó el techo de la discoteca Jet Set, donde los socorristas pudieron salvar a 120 personas en las primeras horas de la tragedia

Ángel Frómeta no recuerda un solo momento de su vida en el que no haya sido bombero. Pero nada lo preparó para la madrugada del 8 de abril.

Ángel es oficial superior del Cuerpo de Bomberos del Distrito Nacional y contó en una entrevista al LISTÍN DIARIO que sus padres siempre se han involucrado en esta labor y le permitieron desde pequeño que también se incluyera. Ahí nació su vocación por servir.

Creció entre camiones rojos, botas negras y cascos. Su primer paso lo dio como “bomberito”, parte de una brigada infantil. Con el tiempo, ingresó formalmente a la academia entre 2013 y 2014 y desde entonces no ha parado de crecer de manera profesional hasta convertirse en oficial superior y encargado de la Unidad de Sistemas de Incidentes.

Es voluntario, y lo dice con el pecho lleno: “No hay mejor paga que llegar a tu casa y saber que rescataste una vida”.

8 de abril
Esa madrugada, el techo del centro de diversión nocturna Jet Set colapsó. A las 12:47 de la mañana entró la primera llamada. Ángel relató que a los dos minutos ya había una unidad en el lugar.

Ángel estaba en casa. Como oficial de servicio, corrió al sitio, activó el puesto de comando y coordinó desde ahí la asignación de personal y tareas.

“Sabíamos que íbamos a recibir un gran número de respondedores y había que organizarlos”.

Trabajó toda la noche. “La adrenalina de salvar vidas es algo que nos hace inagotables por unas horas”, dijo.

Solo se sentó brevemente entre las 7 y 8 de la mañana, cuando ya se habían rescatado más de 120 personas. Luego cedió el mando a las demás instituciones estatales y volvió a integrarse en la fase operativa.

Se organizaban por ciclos: Trabajaban 45 minutos y descansaban. Pero añadió que si el jefe de operaciones necesitaba al personal, se activaba instantáneamente.

Lo más difícil, confiesa, fue enfrentar el dolor de las familias. “Me afectó muchísimo ver a las familias desesperadas acercándose hacia nosotros, buscando a su familiar. Veíamos las fotos, los videos que nos mostraban, tratando de ayudarles a ubicar a esa persona. Nos poníamos en su lugar”.

Esta tarea pasó a manos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif). Ángel considera que la identificación de víctimas se manejó de forma profesional.

Al día siguiente, se organizó una jornada psicológica con el apoyo del general José Luis Frómeta Herasme, jefe del Cuerpo de Bomberos y padre de Ángel.

Quiso aclarar que aunque su padre tiene seis años siendo jefe y él 15 en la institución, sus rangos han sido a puro sudor. “Estos rangos han sido ganados y tenemos que admitirlo”.

NACIDOS PARA SERVIR
A unos metros de distancia, otro rostro, otro corazón, otro uniforme: el del teniente coronel Meraldo Méndez Soto, un veterano con 28 años en el cuerpo, miembro de la Brigada de Rescate del Distrito Nacional.

“Uno cuando niño, uno siempre quiere ser héroe”, dijo con una leve sonrisa. “Servir al pueblo, a la comunidad y salvar vidas”.

Siempre ha estado en el mismo cuartel, salvo un breve paso por la estación de la Kennedy. Meraldo también fue parte del operativo en el Jet Set, pero para él, la experiencia tuvo un peso especial.

“Eso ha sido uno de los rescates más fuertes de los que yo he tenido”, dice. “En realidad no había visto tanta muerte, tantas personas muertas en un solo rescate. Ha sido algo muy, muy fuerte”.

Sus años de experiencia lo han hecho resistente, pero no inmune. “Uno ya por la experiencia sobrevive con eso, pero no es que uno no lo sufre”.

Para él, esta tragedia fue también una lección espiritual. “Hay que buscar más de Dios. Hay que vivir la vida, pero buscando, aferrándose más a Dios”, reflexionó.

“Porque esas personas que sobrevivieron… para mí, nacieron de nuevo. Es Dios dándoles otra oportunidad”, culminó.

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