Ucrania vuelve a golpear contra los letales bombarderos nucleares rusos con 200 drones
Kiev ha aumentado radicalmente la presión de los bombardeos contra el poder aéreo de Moscú, atacando sus bases aéreas, depósitos de combustible, refinerías y plantas químicas
Ucrania ha llevado a cabo una nueva ofensiva masiva con drones de largo alcance que han golpeado instalaciones clave dentro de Rusia. Ya son dos las oleadas que han alcanzado simultáneamente múltiples bases aéreas, refinerías, plantas químicas y almacenes de combustible claves para el Ejército de Moscú.
Kiev usó más de 200 drones de diversa envergadura que impactaron simultáneamente con un efecto devastador en por lo menos dos ataques separados. Y, según el gobierno de Volodymyr Zelenski, no van a parar porque los ataques son extremadamente efectivos. El presidente de Ucrania, confirmó que el desarrollo de drones sigue siendo una prioridad estratégica para el país.
Drones diseñados y fabricados en Ucrania
La flota de drones, según el diario The Kyiv Post, incluye el PD-2, el Beaver, el Liutyi y el UJ-22, con autonomías de hasta 1.600 kilómetros. Pero, como apunta el analista de defensa David Axe en Forbes, “independientemente de los tipos de drones involucrados, el doble ataque tenía un objetivo claro: restringir los ataques aéreos rusos en las ciudades ucranianas, aunque solo fuera temporalmente”.
Estas aeronaves están diseñadas y fabricadas a gran escala en Ucrania. Según fuentes rusas en Telegram, superan con eficacia a los sistemas de defensa de Vladimir Putin. Analistas rusos han reconocido que Ucrania «ha fabricado drones de larga distancia en masa», algo que sobrepasa la capacidad de las actuales unidades antiaéreas de Moscú.
En Engels, región de Saratov, un depósito de combustible con capacidad para 800.000 toneladas ardió durante seis días tras un ataque el 8 de enero. Horas después, un segundo ataque reavivó el incendio. Este depósito abastecía a bombarderos estratégicos Tu-160 y Tu-95, usados en ataques con misiles de crucero sobre Ucrania, según el Centro Ucraniano de Comunicación Estratégica.
En Bryansk, misiles alcanzaron la planta química Aleksinsky, que produce combustible para cohetes y municiones, causando un incendio de gran magnitud. En Kazán, capital de Tatarstán, atacaron un almacén de gas natural licuado. «Cada depósito de municiones, refinería, parque de tanques o planta química dañado debilita la capacidad de Rusia para librar una guerra contra Ucrania», manifestó un portavoz del aparato de defensa ucraniano al diario The Kyiv Post.
Cómo son estos drones
El PD-2 es un dron de ala fija desarrollado por la empresa ucraniana Ukrspecsystems. Diseñado para misiones múltiples de ataque y reconocimiento. Tiene una autonomía de vuelo de hasta 10 horas y un alcance operativo de aproximadamente 1.000 kilómetros. Su capacidad de carga útil permite integrar diversos sensores y equipos de observación, adaptándose a múltiples tipos de misiones.
El Beaver, también conocido como UJ-26, es un dron kamikaze de largo alcance desarrollado en Ucrania. Mide aproximadamente 2,5 metros de longitud con una envergadura de 3 metros y pesa alrededor de 150 kilogramos. Puede transportar una carga explosiva de unos 20 kilogramos, incluyendo una carga KZ-6 equivalente a 1,8 kilogramos de TNT. Alcanza velocidades de entre 150 y 200 km/h y tiene un alcance de hasta 1.000 kilómetros. Su diseño incluye un fuselaje en forma de huso, alas principales en posición trasera y un propulsor en configuración de empuje. Puede despegar desde pistas o mediante catapulta, guiándose en vuelo utilizando sistemas de navegación GPS e inercial.
El Liutyi es un dron de ataque desarrollado por Ucrania, diseñado para llevar a cabo misiones ofensivas contra objetivos terrestres. Aunque se dispone de información limitada sobre sus especificaciones técnicas, se sabe que está equipado para realizar ataques de precisión y puede estar armado con diversas cargas para adaptarse a diferentes tipos de objetivos.
El UJ-22 es un dron también de fabricación ucraniana diseñado para misiones de reconocimiento y ataque. Tiene una autonomía de vuelo de hasta 800 kilómetros y puede transportar una carga útil de hasta 20 kilogramos. Está equipado con sistemas de navegación avanzados que le permiten operar en condiciones adversas y realizar misiones de largo alcance con alta precisión.
Anatomía de un ataque brutal
Pueden parecer poca cosa, pero el factor que cuenta aquí es el numérico. Más de 200 aeronaves que burlaron las defensas rusas e impactaron la refinería de Saratov y la planta Kazanorgsintez, clave para la industria militar rusa. Fuentes del Servicio de Seguridad Ucraniano (SBU) declararon al Kyiv Post que el objetivo de estos ataques es debilitar la capacidad industrial rusa. “Cada depósito de municiones, refinería o planta química destruida reduce la capacidad de Rusia para sostener su agresión”, indicó un portavoz del SBU.
El espacio aéreo también se vio afectado, con restricciones temporales en aeropuertos de Kazán, Kaluga, Saratov y Tambov, lo que provocó interrupciones en vuelos comerciales.
Mientras las autoridades rusas intentaban minimizar los ataques, los vídeos y fotos de incendios masivos y explosiones en instalaciones clave muestran la realidad la magnitud del impacto. Los ataques sobre bases críticas como Engels han debilitado la capacidad rusa de forma notable y Ucrania no va a soltar la presa porque ha comprobado que este tipo de ataques son extremadamente efectivos y las defensas aéreas rusas no funcionan.
Un combustible escaso y único
El medio ucraniano Defense Express asegura que el bombardero estratégico supersónico Tupolev Tu-160 requiere un combustible de alta densidad llamado T-8V. Estos combustibles, afirma, eran fabricados en refinerías especiales en Angarsk —una ciudad industrial en la parte sureste de Siberia, en la región de Irkutsk— y Orsk —otra ciudad industrial en el sur de Rusia, cerca de la frontera con Kazajistán.
Este combustible es extremadamente difícil de fabricar, apunta la revista, y necesita de refinerías especializadas. Se desconoce cuándo Moscú podrá producir y reemplazar este combustible destruido. Los combustibles de aviación de alta densidad, como el JP-10 norteamericano, se utilizan en aplicaciones militares específicas, particularmente en misiles y aviones supersónicos, debido a su alto contenido de energía por unidad de volumen. El JP-10 tiene una densidad de aproximadamente 940 kg/m³ y una alta densidad de energía de 39,6 MJ/L, lo que lo hace adecuado para aplicaciones donde el espacio es limitado y se requiere una gran producción de energía. Debido a su número limitado y los lentos esfuerzos de modernización, los Tu-160 —también llamados ‘Blackjacks’ y ‘Cisnes Blancos’— no son numerosos pero siguen siendo una de las armas estratégicas más temibles del arsenal ruso, con la capacidad de volar ininterrumpidamente durante miles de kilómetros a velocidad supersónica para bombardear con todo tipo de proyectiles, desde misiles crucero hasta bombas nucleares. Según Defense Express, “las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia poseen alrededor de 15 aviones Tu-160, aunque no todos están operativos. Algunos se están actualizando al modelo Tu-160M”. Moscú quiere ampliar la flota a 20 aviones completando los fuselajes inacabados de la era soviética, pero es un objetivo que los expertos califican como “poco probable».
Los Tupolev «terrotistas»
Según Defense Express, el ataque ucraniano a este depósito ha afectado la disponibilidad operativa de los Tu-160 pero también los Tu-95MS, los aviones subsónicos estacionados en la base aérea de Engels. Rusia usó sus temibles Tupolev Tu-160 el pasado noviembre después de 555 días de inactividad. Lo hizo para atacar Ucrania lanzando la friolera de más de 80 misiles crucero Kh-555 y Kh-101. Es un ataque excepcional de un avión que los rusos utilizan poco. El ataque coincidió con la autorización de EEUU, Reino Unido y Francia para que Ucrania use misiles de largo alcance dentro de Rusia, después del despliegue de tropas norcoreanas por parte de Moscú.
Los Tupolev Tu-160 no se habían desplegado para el ataque desde mayo de 2023. El uso de los Tu-160 indica la necesidad de Moscú de intensificar su capacidad ofensiva. Con una capacidad teórica de cargar hasta 12 misiles crucero por aeronave, siete de estos aviones podrían haber lanzado hasta 84 misiles. En este ataque se lanzaron aproximadamente 80 misiles en total.
El Tu-160 es el bombardero estratégico más grande y poderoso del arsenal ruso, diseñado para misiones de largo alcance. Su uso es limitado debido al reducido número de unidades operativas: Rusia dispone de alrededor de 15 aeronaves, muchas de las cuales están en proceso de modernización a la versión Tu-160M. Esta modernización incluye mejoras en sistemas electrónicos y capacidades de combate, aunque la producción avanza lentamente. La intención de Moscú de aumentar la flota a 20 aeronaves depende de la finalización de fuselajes que quedaron incompletos durante la era soviética, un objetivo cuya viabilidad sigue siendo incierta.
Sea como sea, es innegable que el uso de estas máquinas de guerra es un intento de intimidación por parte de Moscú, que lleva amenazando con un ataque con bombas nucleares tácticas desde que comenzó su invasión ilegal de Ucrania. Pero ahora Ucrania está equipada para parar los pies a Putin antes de que lance sus cohetes haciendo lo que más resultado ha dado durante toda la guerra: destruir los sistemas logísticos fundamentales del invasor.