«Mitad de la Población Acepta la Corrupción si Soluciona sus Problemas»
Un estudio del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (Mepyd) muestra un preocupante aumento en la tolerancia a la corrupción en la República Dominicana. Aunque el cambio de gobierno en 2020 inicialmente renovó la confianza en la política, cada vez más personas aceptan la corrupción si sus problemas son solucionados. Según la Encuesta de Cultura Democrática (ECD), el porcentaje de quienes aceptan «cierto grado de corrupción si se resuelven los problemas» subió del 48.3 % en abril de 2022 al 50.9 % en abril de 2023. La encuesta también revela que quienes tienen menos educación e ingresos son más tolerantes con la corrupción.
Esta actitud representa un grave desafío para la democracia y el estado de derecho en el país. El ministro de Economía, Pavel Isa Contreras, reconoció la seriedad del problema y reafirmó el compromiso del gobierno para mejorar la situación política. La tolerancia creciente a la corrupción, cuando se ve como una solución a problemas, muestra la urgencia de mejorar la educación cívica, la transparencia y la integridad en la sociedad. La Encuesta de Cultura Democrática revela que las personas más educadas tienden a rechazar la corrupción, incluso si las autoridades son eficaces. Contreras enfatizó que esto refuerza el compromiso del gobierno para enfrentar estos desafíos.
Aunque el cambio de gobierno en 2020 mejoró la confianza política, un estudio del Mepyd muestra un aumento en la percepción de corrupción en las instituciones públicas y en la justificación del clientelismo. La Encuesta de Cultura Democrática revela que la creencia en mayor corrupción subió del 39. 5 % al 58.4 % entre 2022 y 2023. Solo el 31.7 % nota una disminución en el abuso del poder.
La investigación muestra que la tolerancia a la corrupción ha aumentado. Aunque no debería ser aceptable en una democracia, el porcentaje de personas dispuestas a tolerar corrupción si se resuelven problemas subió del 48.3 % al 50.9 % en un año.
A pesar de la baja confianza en las instituciones políticas en República Dominicana, la Presidencia es la que recibe más confianza, con más de un tercio de los ciudadanos confiando en el presidente. Además, el clientelismo ha aumentado desde 2021, con el 66.6 % apoyando el empleo público para familiares y el 80.4 % para quienes ayudaron en campañas políticas.
La mitad de la población se siente obligada a votar por políticos que les brindan ayuda económica, lo que limita el debate democrático. El estudio revela un círculo vicioso clientelar que debe ser roto para convertir los favores en derechos y asegurar un acceso igualitario a los servicios del estado. Aunque la sociedad dominicana ha avanzado en igualdad, persisten grandes brechas. El 53.7 % prefiere votar por hombres sobre mujeres, y hay alta desaprobación hacia que minorías como ateos (83.8 %), personas de ascendencia haitiana (59.3 %) y homosexuales (52.4 %) ocupen cargos públicos. Sin embargo, la participación política está en aumento, con el 22.7 % de los ciudadanos afiliados a partidos y el 57.1 % valorando la democracia sobre otras formas de gobierno.
La creciente tolerancia a la corrupción refleja un desencanto profundo con nuestras instituciones y un desasosiego generalizado con la política. Este fenómeno no solo es preocupante, sino que está estrechamente vinculado con el aumento de la abstención electoral y la desconfianza en el sistema democrático. Cuando los ciudadanos ven la corrupción como una solución temporal a sus problemas, se desdibujan los límites éticos y se pone en peligro la esencia misma de nuestra democracia.
Este desencanto no es solo una reacción a la corrupción, sino también una señal de que muchos sienten que el sistema no les ofrece las respuestas que necesitan. Esta situación crea un ciclo perjudicial: menos participación en el voto, menor presión para mejorar la transparencia y, por ende, más corrupción.
Es fundamental actuar con determinación para romper este ciclo y restaurar la confianza en nuestras instituciones. Aquí hay tres pasos cruciales que podemos tomar para enfrentar y superar este desafío:
- Impulsar la Educación Cívica desde Temprana Edad: La educación cívica es la base de una ciudadanía comprometida y crítica. Debemos fortalecer los programas educativos para que los jóvenes comprendan la importancia de la ética en la política, el valor de la transparencia y sus derechos y deberes como ciudadanos. Con una ciudadanía bien educada, se podrá exigir rendición de cuentas y mejorar la calidad de nuestra democracia.
- Exigir Transparencia y Rendición de Cuentas: No podemos quedarnos en el papel. Es crucial que cada uno de nosotros exija que los funcionarios rindan cuentas por sus acciones. Apoyemos leyes que promuevan la transparencia en la administración pública y denuncien prácticas corruptas. Solo así podremos garantizar que los recursos se utilicen para el bien común y no para intereses personales.
- Fomentar la Participación Activa y la Responsabilidad Ciudadana: La participación en la vida política no termina con el voto. Involúcrate en tu comunidad, únete a organizaciones que luchan contra la corrupción y participa en debates sobre políticas públicas. La presión constante desde la ciudadanía es esencial para mantener a los políticos enfocados en el bien común y para romper con prácticas clientelistas.
Es momento de retomar el control sobre nuestra democracia y exigir el cambio que queremos ver. La corrupción no debe ser una opción aceptable; debe ser combatida con educación, transparencia y participación. Solo así podremos reconstruir un sistema en el que todos tengamos confianza y donde nuestros derechos sean verdaderamente respetados. La integridad de nuestra democracia depende de nuestra acción y compromiso. ¡Actuemos ahora para asegurar un futuro donde la justicia y la equidad sean la norma, no la excepción!
Fuente de imágenes: Encuesta de Cultura Democrática en República Dominicana